Anna Liebheart es alguien que parece haber venido de otro sitio, de un lugar del norte, con nieve y chimenea. Le gusta caminar descalza y trepar a los árboles. Recolectora de palabras y abrazos, lleva seis años trabajando entre libros, encontrando la palabra adecuada para cada persona y escuchando la historia que se esconde debajo de los pequeños silencios. Desde hace más de dos años reinventa el pasado a través de una marca de moda y complementos (Polarité) que lleva con una de sus mejores amigas. Escritora de instantes y vidas pequeñas decidió abrirse un blog que tuviera un nombre largo y repleto de secretos (The magic box that came to the other side). En él habla del talento de los otros a través de cuentos que ella escribe. Últimamente lo tiene un poco abandonado porque ha decidido reinventar París. Si te apetece conocer este proyecto puedes disfrutar de una pequeña visita guiada, sólo tienes que seguir leyendo.
-En un proyecto así, ¿cómo se elige a los colaboradores?
Elegir es cuestión de saltar en la dirección adecuada. Desde hace meses sigo de cerca la pista a varios creadores, en su mayoría ilustradores y fotógrafos. Tal vez porque yo parto de la palabra, admiro y me detengo más en la capacidad del trazo y los colores. La imagen es una constante en mi imaginario creativo. Nombres como Nader Sharaf, Sara Morante, Iratxe López de Munaín, Ana Bustelo…son de visita obligada en mí día a día. Fueron de los primeros a los que hable de este proyecto que me traía entre manos y todos y cada uno de ellos se han ido sumando a esta propuesta. Lo cierto es que mandé más de cien mails en un comienzo, sin mucha esperanza y ahora no deja de sorprenderme la buena acogida que está teniendo Postcards. Tanta, que en ocasiones abro el buzón y parpadeo al ver 25 mensajes nuevos… Todo comenzó como algo pequeño y ahora no deja de crecer. Eso demuestra que hay gente con muchas propuestas interesantes con ganas de ser escuchadas. Elegir por ahora ha sido fácil. Hay mucha calidad entre los colaboradores. Me lo ponen fácil.
-¿Sabías desde un principio cómo iba a ser Postcards from Paris?
Nunca imaginé algo así y sé que todavía voy a seguir sorprendiéndome porque estamos en pleno despegue y eso me encanta. Creo que estamos viviendo un momento muy hermoso. Aún así debo admitir que no ha sido nada complicado. Lo bueno de un proyecto autogestionado es que desde el principio todo se ha ido haciendo de forma tranquila, sin prisas, dialogando con los creadores, resolviendo dudas, intercambiando ideas. Aprendo mucho de ellos y al no tener la obligación de lograr algo concreto, no existe presión ni condicionantes. Nuestro objetivo es revisitar París para otros y disfrutar haciéndolo. Y eso está más que conseguido…
¿Dónde acaba tu papel y empieza el de los colaboradores del proyecto?
Mi papel en este proyecto es doble: como coordinadora y como creadora. Me gusta esta doble faceta, ambas son necesarias para que el proyecto mantenga el equilibrio en mí. Aunque últimamente casi toda mi energía está centrada en la parte de gestión, estamos en un momento clave y creo que debo dar más de mí en este aspecto. Aún así sigo escribiendo vidas imaginarias siempre que puedo. La palabra es oxígeno para mí.
Pero este proyecto no trata sobre Anna Liebheart sino sobre todos los demás. Lo importante son ellos, así que el peso de Postcards from Paris lo lleva cada creador. Son pequeños núcleos que componen esta ciudad. Le cambian el orden, el color, ponen su mirada y hacen que nada vuelva a ser lo mismo. Yo en esto me limito a estar entre bambalinas y dar difusión a cada trabajo, a ayudarlos en cualquier cosa que pueda surgir, a veces dar ideas o un enfoque pero ellos son los que hacen que la música suene y den ganas de imaginar una vida alternativa en París.
Además, hemos logrado entre varios de nosotros una estrecha colaboración y además de crear me ayudan a mejorar el proyecto, su diseño, su difusión. No puedo estar más que agradecida por todo lo que estoy aprendiendo. Estoy rodeada de maestros…
-Una de las ciudades más explotadas del arte…¿por qué París?
Por un único motivo que poco o nada tiene que ver con la proyección de esta ciudad en el arte. Fue pura casualidad. Hace 5 años cuando surgió el proyecto yo trabajaba en una librería en el centro de Madrid y colocando la sección de turismo encontré un mapa algo desgastado de París, lo abrí y recorrí sus calles con el dedo. Luego miré a la gente que tanto busca escapar, que paga por dejar su propia vida en pequeños períodos de tiempo y pensé, ¿por qué no ofrecer a esas personas una vida imaginaria en otro lugar?, por ejemplo en París. Todo se resumía en hacer realidad lo que guardan dentro y no tienen. Y así comenzó todo, con una chica desplegando un mapa en un mostrador, preguntando a los clientes: ¿a usted le gustaría jugar a tener una vida imaginaria en…?
Todavía sonrío al recordarlo…
-Fotógrafos, ilustradores, escritores, diseñadores gráficos…¿hay un límite?
En principio cualquier propuesta artística es bien recibida. Me gustaría que hubiese más músicos, cineastas y tal vez algún actor. Hay tantas posibilidades abiertas al reinventar una ciudad que siempre quedan huecos. Según avanza el proyecto voy dándome cuenta de que los creadores gráficos y los escritores no pueden cubrirlos todos, así que animo a cualquiera que tenga ganas a que se nos una. Hay mucho por hacer.
-El proyecto tiene tres meses de vida y ya sois más de 60 creadores…¿cómo se consigue eso?
Prometiéndoles una casa hermosa y un buen plan de jubilación o mejor…hipnotizándolos a todos. Es broma. Escribiendo mucho y a mucha gente distinta. Tengo París en la boca. De hecho, creo que de aquí a nada me crecen avenidas en los labios de tanto nombrar lugares, de contar ideas, de compartir este sueño. Luego ha sido cuestión de que el proyecto ha gustado y se ha difundido de forma muy rápida, de boca a boca. Los blogs y las redes sociales han sido nuestra mejor baza. Eso demuestra que algo ha cambiado y que la información que antes permanecía estática ahora llega a cualquier parte. Sólo es cuestión de proponérselo.
-Sabemos que también tienes algún que otro proyecto paralelo…
Sí, de hecho varios: tengo una marca de moda y complementos (Polarité) con una de mis mejores amigas desde hace más de 2 años. Somos como dos niñas reinventando el pasado de los otros y trayéndolo al presente. Trabajamos con imágenes antiguas y las reconvertimos para nuestras creaciones, creando un nuevo contexto, una nueva historia. Esta nueva colección está repleta de dobles juegos y color, mucho color.
Luego tengo mi blog, donde recupero mi parte literaria y escribo sobre el talento de los demás (the magic box that came to the other side). Es gracias a este blog que he conocido a tanta gente. En estos meses he confirmado algo que ya venía intuyendo y es que me gusta hacer de puente entre lo que me gusta y lo que los demás buscan. Dar a conocer, descubrir, compartir, son palabras con las que me siento totalmente identificada.
-¿Se siente una responsabilidad trabajando con tanta gente? ¿Cómo seleccionas a los colaboradores?
En ocasiones da bastante vértigo. Soy tremendamente responsable y quiero atender a todo el mundo tal y como se merece. Cuando no puedo contestar un mail, me tiro de los pelos. No me gusta hacer esperar a nadie. Pero últimamente me cuesta, así que cojo aire y me marco mis tiempos. Por ahora la gente es comprensiva, pero me estoy planteando tener un asistente en breve ;) ¿algún voluntario?
-¿Qué otras ciudades te marcaron?
Edimburgo, Londres y Lisboa. Son mis tres rincones preferidos hasta la fecha. No me canso de ellos. Me siento como en casa…
-¿Qué ciudad reinventarías si no fuera París?
Londres, Tokio, Nueva York, Lisboa…las posibilidades son infinitas. Si el proyecto funciona tal y como queremos, podríamos desembarcar en otra ciudad y hacerla posible desde nuevos puntos de vista.
-Picasso decía que la inspiración existe, pero que tiene encontrarte trabajando, ¿cómo funcionas tú?
Para crear, a parte de trabajar y estar activo, hace falta tiempo. Yo funciono porque vivo en una ciudad de distancias pequeñas y eso me deja mucho tiempo libre para hacer lo que quiero. Eso y que tengo justo la vida que quiero en este momento. Eso te da libertad total para decir ¿a qué jugamos ahora? Y eso hago, jugar…y no pienso dejar de hacerlo.
De obligado cumplimiento...
Un libro: Las ciudades invisibles, de Italo Calvino. Es sin duda el libro que me inspiró para hacer este proyecto. Recomiendo leerlo salteado y una ciudad por día. Es la mejor forma de viajar por sus páginas, descubriendo que cada ciudad encierra múltiples y sorprendentes historias.
Un disco: My friends all died in a plane crash, de Cocoon. Desde hace tres semanas no puedo parar de escucharlo, sus voces me resultan adictivas.
Una canción: Let’s get lost, cantada por Chet Baker.
Una época en la que vivir: Principios de los años 20 para poder bailar un Charleston en París.
Un plato: Lasaña de trufas y boletus con ragú de ciervo. Un experimento italiano que me hace pecar, mínimo, una vez al mes.
Una película: Totoro, de Hayao Miyazaki. Es mi número 1 desde que la vi con nueve años. Si algún día tengo un jardín plantaré un alcanforero, por si el rey del bosque decide visitarme…
Un bar: El Pavilhâo Chinés, en Lisboa.
Una hora del día: Las 9:30 de la mañana. Me siento llena de energía y es la hora de desayunar cosas deliciosas…
Una duda existencial: ¿Lograré algún día tener una casa con suficientes estanterías para todos mis libros?
Pregunta del anterior entrevistado: ¿Cuál es el regalo más estúpido-inservible que te han hecho? El regalo más inservible que me han hecho es una olla Express. Odio las cosas rápidas. Lo cocino todo a fuego lento y en las viejas cacerolas de mi abuela. Si alguien la quiere que me escriba, está cogiendo polvo en alguna parte de mi casa….
Pregunta para el siguiente entrevistado: ¿Si pudieras ser el amante de un personaje histórico a quién elegirías?